Problema en el número 102 de Rambla de Cataluña
En mis paseos matutinos desde Sarria a Barcelona, vivo en el casco antiguo de Sarria y suelo ir caminando hasta mi despacho en Portal del Angel, suelo escoger cada día un itinerario diferente . Mi preferido es aquel que cruzando primero la Vía Augusta y tras pasar por los jardines donde antiguamente estaba el Estadio del Real Club Deportivo Español, me dirijo por la calle Santa Fe de Nou Mèxic hasta la plaza de Sant Gregori Taumaturg, donde cruzo de arriba abajo el Turo Parc, llego a la plaza Francesc Macià y allí enfilo la avenida Diagonal hasta llegar a la Rambla de Cataluña y finalmente a Plaza de Cataluña y Portal del Angel.
Es un paseo de un poco mas de cinco kilómetros en el que voy descendiendo desde la parte alta de Barcelona hasta su mismo centro. Por el camino paso por delante de muy bellos edificios, tengo un problema cuando llego al número 102 de Rambla de Cataluña esquina calle Provença, allí está la PastelerÍa Mauri y sus escaparates repletos de pasteles son mi tentación.
Mauri es una buena y antigua pastelería que fundó en 1929 Don Francesc Mauri i Ciuró, aunque este hombre, proveniente de Manresa, inicialmente se había instalado en el barrio de Hostafranchs.
El local tiene el aspecto de una pastelería de principios de siglo pasado al que se le ha añadido un salón de té. Además de probar sus pasteles, bombones, cafés y también charcutería, merece la pena prestar atención a las pinturas modernistas de sus techos en las que está representada la diosa de la abundancia.
Allí me comentaban esta misma semana que estas pinturas han tenido que ser restauradas varias veces. La primera vez, tras un incendio que en 1955 casi destruye todo el local, y últimamente por problemas de humedades provenientes de un establecimiento hotelero situado encima mismo.
El local tiene el aspecto de una pastelería de principios de siglo pasado al que se le ha añadido un salón de té. Además de probar sus pasteles, bombones, cafés y también charcutería, merece la pena prestar atención a las pinturas modernistas de sus techos en las que está representada la diosa de la abundancia.
Allí me comentaban esta misma semana que estas pinturas han tenido que ser restauradas varias veces. La primera vez, tras un incendio que en 1955 casi destruye todo el local, y últimamente por problemas de humedades provenientes de un establecimiento hotelero situado encima mismo.
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